América Latina: La peligrosa combinación de las tres epidemias de COVID-19, dengue y sarampión

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El SARS-CoV-2, que fue identificado en China en diciembre de 2019 y se propagó rápidamente por el mundo, llegó a América Latina el 26 de febrero. Cuando Brasil confirmó el primer caso en São Paulo, los países de la región ya habían tenido tiempo de observar el impacto del virus alrededor del mundo. Comparado con Asia, Europa y América del Norte, el virus llegó tarde a América Latina. Pero la pandemia llegó a una región que se ha visto azotada recientemente por uno de los peores brotes de dengue de la historia, una epidemia de fiebre zika y brotes de sarampión.

¿Qué ocurre cuando dos o tres virus circulan en una misma población al mismo tiempo?

Los científicos lo llaman sindemia. “Sindemia es un concepto que hace referencia a una situación epidemiológica compleja en un país, en el cual este tiene que enfrentarse simultáneamente a varias epidemias”, dijo el Dr. Alfonso Javier Rodríguez Morales, profesor de salud pública de la Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia, y vicepresidente de la Asociación Colombiana de Infectología. “Y eso es parte de los retos que enfrenta en este momento América Latina con la llegada de la COVID-19, cuando seguimos teniendo epidemias de dengue y el problema de sarampión y tos convulsa desde el año pasado”, agregó.

Múltiples virus

La COVID-19 llegó a América Latina después de la grave epidemia de dengue de 2019, que causó en toda la región más de tres millones de casos. Esto fue un aumento de más de 20% desde 2015, el año que había tenido el registro más alto de casos. El dengue, a su vez, surgió después de una grave epidemia de fiebre zika, en 2016, y de la introducción en América de la fiebre chikungunya en 2013. Y en 2019, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó una alerta epidemiológica por el preocupante aumento de los casos de sarampión en la región. Ahora, la llegada de la COVID-19, preocupa a los expertos por el impacto que esta enfermedad puede tener en una persona contagiada con otra enfermedad. “La pandemia de COVID-19 llega a América Latina cuando otras epidemias y brotes que han azotado a la región por generaciones siguen estando allí”, dijo la Dra. Josefina Coloma, investigadora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California, Berkeley, y miembro del comité asesor de la OPS. “Este es el problema de la llamada ‘doble carga’ de dos enfermedades, como dengue y COVID19, que se pueden dar al mismo tiempo, en las mismas personas y en los mismos lugares”.

La doble carga en Ecuador

La investigadora, quien está dirigiendo un estudio de dengue y fiebre zika en Ecuador, cree que esta “doble carga” podría estar ocurriendo ya en Guayaquil, Ecuador, donde recientemente se observó un aumento drástico en el número de muertos con la llegada de la COVID-19. “No tenemos datos específicos, pero pensamos que tiene que ver con esta doble carga. Si se observan las tablas epidemiológicas que publica Ecuador, la curva de dengue era muy alta a principios de año y de pronto, en marzo, cuando empezó la COVID-19, el dengue bajó a cero. Y no es que haya bajado a cero, sino que el sistema de salud se saturó y nadie está realmente siguiendo específicamente los casos de dengue”, dijo. “Entonces se ha vuelto una situación muy difícil”, agregó. Esto, señalan los expertos, representa un enorme desafío de salud pública, principalmente porque debido a que todas estas enfermedades son causadas por virus, sus síntomas son similares y pueden fácilmente confundirse y complicar aún más las enfermedades. “Todas las enfermedades virales en sus primeros días se manifiestan con los mismos síntomas: fiebre inespecífica, dolor de cuerpo, agotamiento. Y eso puede ser dengue, fiebre chikungunya, COVID-19”, explicó Coloma. “Entonces hacer un diagnóstico puramente clínico con las manifestaciones de los primeros días es imposible porque todas se parecen”, agregó. Pero también está el problema de las coinfecciones, como explicó Rodríguez Morales. “Esto se da cuando una persona puede tener simultáneamente, por ejemplo, COVID-19 y dengue, o COVID-19 e influenza, etc.”. “Esto es un tema que lógicamente preocupa muchísimo porque cada una de las enfermedades pueden evolucionar de forma más complicada”. El dengue, aunque no tiene una alta mortalidad, puede presentar complicaciones graves, causando la muerte, y esta es una situación que, dicen los expertos, puede ocurrir en el caso de coinfección con el SARS-CoV-2. Otro problema que están actualmente analizando los investigadores es el fenómeno de la llamada “respuesta inmune cruzada”, Es decir, la posibilidad de que una persona que tuvo una infección por un virus, como dengue o zika, vuelva a tener años más tarde otra infección y ésta sea más severa. Como explicó Coloma, este es un problema que ya se ha visto con las infecciones de dengue y se cree que la severidad de la epidemia de esa enfermedad en 2019 fue resultado de la epidemia de fiebre zika que sacudió a la región en 2016. “La fiebre zika emergió con mucha fuerza en el continente en 2016, y aunque era una enfermedad débil que producía pocos síntomas, mucha gente enfermó”, dijo la experta. “La gente entonces desarrolló anticuerpos y tenemos la teoría de que esa respuesta inmune al virus Zika fue lo que exacerbó la infección y severidad del dengue. Entonces se piensa que gran parte de lo que está pasando ahora con el dengue es resultado de la fiebre zika que estuvo presente hace tres años en el continente”, agregó. Los expertos no saben si podría ocurrir la misma respuesta inmune cruzada con otros virus, como el SARS-CoV-2. Pero sí se cree que una infección por este coronavirus podría hacer más vulnerable a la persona de contraer un dengue severo. El otro virus: sarampión Actualmente no están circulando números altos de otros virus como Chikungunya o Zika en la región. Pero otro problema importante, además del dengue, es el sarampión. Las cifras de la OPS muestran que en 2019 hubo 20.430 casos confirmados de la enfermedad en 14 países de América, con 19 muertes. En las primeras cuatro semanas de 2020, dice la OPS, hubo un incremento de 29% en el número de casos confirmados de sarampión, que también es causado por un virus. Esto se debió principalmente a que en algunos países no ha habido una buena cobertura de vacunación contra la enfermedad lo que ha causado propagación a otros países, provocando transmisiones autóctonas. Por ejemplo, en el norte de Brasil se produjeron más de 10.000 casos de sarampión entre 2018 y 2019, originados a partir de casos que llegaron de Venezuela. “Esto fue una amplificación de la epidemia en Venezuela, donde el año pasado se produjeron entre 6.000 y 7.000 casos de sarampión. Y con la migración venezolana los casos se regaron por toda Sudamérica, incluidos Chile y Argentina”, explicó Rodríguez Morales.

Riesgo de coinfección

Se desconoce cuál puede ser el impacto de la circulación simultánea de los virus SARS-CoV-2 y el del sarampión, pero los expertos creen que una coinfección de ambos virus podría ser peligrosa. “Cualquier enfermedad viral desregula el sistema inmune, porque el organismo produce una inflamación, una cascada inflamatoria para atacar al virus. Si de repente se presenta otra infección secundaria, esta debilidad en el organismo lo pone en desventaja contra el segundo virus”, explicó Coloma. Lo cierto, dicen los expertos, es que es importante que en los lugares donde circulan el dengue o el sarampión, los profesionales de salud deben estar conscientes de que el paciente puede tener dos infecciones. Y es urgente llevar a cabo pruebas no sólo para conocer la situación del coronavirus, sino también para poder detectar y diferenciar las enfermedades. “La situación es compleja y varía en los países. Pero hay que tener presente que no vamos a poder conocer la realidad de la situación epidemiológica si no se realizan pruebas. Es crítico y fundamental que se masifiquen las pruebas de laboratorio en los países de la región”, agregó Rodríguez Morales.

Autor: María Elena Navas, BBC News Mundo

Fuente: La Nación